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MANEJO INTEGRAL DE LA PARÁLISIS FACIAL

  • saludyvida100
  • 5 jul 2019
  • 2 Min. de lectura

La parálisis facial afecta la musculatura de la mímica facial, generando alteraciones estéticas, funcionales y psicosociales.

Incorporar la terapia física dentro del protocolo quirúrgico puede lograr mayor activación muscular, mayor simetría facial y reducir molestias postoperatorias como el edema facial, manejo de cicatrices, entre otros. Aunque existe reconocimiento sobre el impacto que posee el tratamiento de la parálisis facial, no existe a la fecha amplio consenso sobre cuál es el óptimo manejo de esta condición, y a pesar de los avances reportados durante los últimos años y la cantidad de técnicas propuestas en la literatura, la reanimación facial sigue siendo un desafío en cirugía reparadora.



La Parálisis Facial produce una deformidad severa, tanto funcional como estética, debido a la lesión del VII par craneano. Su incidencia es de 70 casos por 6.000 habitantes. Los pacientes afectados pueden presentar incapacidades variables de las funciones de los músculos faciales y de la expresión facial, con imposibilidad para cerrar los ojos, elevar las cejas, sonreír, hablar y comer. A pesar que la etiología de la parálisis es identificada en sólo un 20% de los casos, es importante evaluar detalladamente a cada paciente para poder establecer una terapia adecuada.

PRINCIPIOS DEL TRATAMIENTO

El manejo de la parálisis facial se plantea con un enfoque multidisciplinario y una estrategia basada en las necesidades individuales de cada paciente. Esto involucra la participación de múltiples especialidades médicas tales como oftalmología, otorrinolaringología, genética, fisiatría, cirugía plástica y neurología, entre otras. Además se debe contar con el apoyo y expertise de otros profesionales de la salud como kinesiólogos, fonoaudiólogos y psicólogos, que son claves para la obtención de buenos resultados para los pacientes.


REHABILITACIÓN

La rehabilitación especializada es parte fundamental de un tratamiento adecuado y ésta comienza con una evaluación inicial de la simetría en reposo, los movimientos voluntarios e involuntarios, la continencia ocular y el impacto sicológico. Existen estudios que demuestran la presencia de reorganización cortical después de una lesión, siendo el entrenamiento intensivo de una tarea significativa una clave en el proceso de rehabilitación.


Dentro de las técnicas de tratamiento usadas se encuentran: drenaje linfático manual, ultrasonido, electroterapia, técnicas de elongación, FNP, manejo de tejidos blandos, estimulación sensorial, ejercicios activos, y ejercicios activos asistidos con feedback visual (espejo), taping y sistemas compresivos.




RECOMENDACIONES

El manejo de la parálisis facial es complejo y debe ser enfrentado por un equipo multidisciplinario para obtener resultados óptimos y oportunos. El protocolo quirúrgico debe incluir el manejo con terapia física para obtener una recuperación más rápida y con mayor rendimiento apoyándonos en la neuroplasticidad cortical y la mejoría de la musculatura, que solo se logra con la rehabilitación.



 
 
 

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